Hoy empezamos a desentrañar de qué se trata esto del género lírico, bah, esto de las poesías que a algun@s les da tanto miedo, a otr@s bronca, a un@s poc@s rechazo. No importa, vamos a tratar de relajarnos, de abrir nuestras cabezas y nuestros corazones y dejar que la poesía "nos pueda" (como se decía en mi época "que nos agarre un metejón con ella"). Para empezar, les propongo que construyamos entre tod@s nuestra antología personal. ¿Que, qué es eso? Cada un@ de nosotr@s va a elegir una poesía que le guste mucho por cómo suena, por la forma, por lo que dice, porque se la leyó un amorcito, o la mamá o por otras mil razones; una vez elegida, la sube al blog y así, hacia fin de año, habremos "editado" nuestra antología (y después le escribimos un prólogo y un índice y...).
Bueno, basta de cháchara y ahí va la que elegí yo:
La palabra que sana
Esperando que un mar sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.
Esperando que un mar sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa.
Pizarnik, Alejandra en Obras completas Buenos Aires, Corregidor, 1994.